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La diabetes mellitas ha sido definida clínicamente como una deficiencia absoluta o relativa de insulina que puede derivar en hiperglucemia, y con frecuencia va asociada a complicaciones micro y macrovasculares específicas. A medida que aumenta el nivel de glucosa, la glicación no enzimática de las proteínas crece proporcionalmente al nivel de glucosa y a la supervivencia de la proteína en circulación o en los tejidos. Teniendo en cuenta el periodo de supervivencia de los glóbulos rojos, la hemoglobina glucosilada se considera una medida que refleja, mejor que las concentraciones de glucosa en sangre en ayunas, la concentración media diaria de glucosa y el grado de desequilibrio de hidratos de carbono. La hemoglobina A1C se forma en dos pasos por glicación no enzimática de HbA. En primer lugar, se forma aldimina lábil o base de Schiff y posteriormente durante la circulación de los glóbulos rojos, parte de la aldimina se transformará en una cetoamina estable (HbA1C). Puesto que la concentración de la base de Schiff varía extremadamente con las fluctuaciones de la concentración de glucosa en sangre y dado que no toda la aldimina se transforma en HbA1C estable, resulta esencial distinguir entre HbA1C estable y lábil. El nivel de HbA1C es proporcional a la concentración media de glucosa y a la supervivencia de la hemoglobina en circulación. Por tanto, la medición de HbA1C se acepta en el control clínico de la diabetes La prueba evalúa hemoglobina glucosilada HBA1C, HBA1