Strongyloides stercoralis es un parásito facultativo que es capaz de desarrollarse en dos ecosistemas, uno terrestre de vida libre y otro en el ser humano. El parasitismo en el ser humano es ejercido por la hembra dentro de la mucosa intestinal en ausencia del macho y se reproduce por un proceso denominado partenogénesis. Produce la estrongiloidiasis es una geohelmintiasis muy común y cosmopolita con predominio subtropical, tropical, húmedo y cálido. El hombre se infecta por la penetración de su piel al estar en contacto (manos, pies y espalda) por la larva en estadio filariforme (L3), asociado con malos hábitos higiénicos y precariedad socioeconómica. Una particularidad de este parásito es que puede producirse autoinfección, es decir, los gusanos adultos que se encuentran inmersos en las vellosidades intestinales, producen larvas rabditiformes (250 µm de largo) que van hacia la luz intestinal a partir de la cual pueden tomar dos vías: una de ellas es que se eliminen con las heces y cumplan con un ciclo en el suelo, en donde estas adquirirán la capacidad de ser infecciosas al contacto percutáneo; y otra, es que de forma directa muden en la luz intestinal, se conviertan en larvas filariformes con capacidad de atravesar la pared intestinal e irse a los pulmones, de donde a continuación migrarán de forma ascendente hasta ser deglutidas, e irán al intestino delgado como gusanos adultos, completando así el ciclo.
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